Hoy, en memoria del pasado fín de semana, escribiría mi estado y mi mal humor, pero es uno de esos días en los que parece que si te apartas de la criptonita (la persona o situación que te exaspera) parece que vuelve a salir el sol de entre las tormentosas nubes.
Así que no pienso dedicar más tiempo a pensar en los malos momentos. He estado más o menos bien y más o menos intransigente. Sin duda mejor que el finde. Pero estoy segura que esto no dura más de dos días. Por eso, voy a enfocar los pensamientos en esta dirección: la cosa es sólo pasajera, me voy a desahogar en este post y después retomaré mi rutina, ya que mi mal humor se circunscribe a cierta persona por ser como es: claramente mal educada – lo escribo bien separado para que no pierda el sentido, argh!! – , irrespetuosa, anti-pática (ni empatía ni simpatía!), soez, cruel, mal-intencionada, infantil, in-madura, retrógrada, machista, mediocre. Y atención a lo que sigue: soberbio, prepotente, salido! (prefiero no dar detalles), que si no le dan la razón se enfada y arregla las cosas a puñetazos, que come (la comida común) aunque no tenga hambre como si hubiese pasado penurias, que no ha sido el caso: con avaricia y gula y encima a la hora de arrimar el hombro no da un palo al agua… Sí, creo que he encontrado a la persona que puede que tenga todos los pecados capitales, resulta irónico! (Es familia de mi ex, el demonio personificado.)
Esta persona, me acaba la paciencia. Si no le respondo a sus comentarios malintencionados, es que me hago la interesante. Si le respondo, educadamente pero sin dejar de mostrar mi descontento, es que me pongo digna. Y la única manera en la que admite que le hablen es para hacerle la rosca. Pues vas listo!! ME-CAN-SAS!!
No eres el hombre más irresistible del mundo (de dónde habrás sacado esa idea??) ni siquiera aportas nada a la humanidad con tu limitada inteligencia y desde luego hace rato que descarté que te den el Nobel de la paz.
Sin embargo no se te ocurra pensar que te odio, que ese tipo de sentimientos grandes, los guardo para gente con nivel, que resulta que para nada es odio lo que se llevan, sino amistad.
No te creas tampoco que si te hablo es por tus méritos, es porque te has cruzado con la persona más estúpida y buena que pueda existir, porque muchísima gente en mi lugar, encontrando tantos defectos en tí, no se molestaría en buscar virtudes. Vaya, soy una persona excepcional, entonces! Quizás para hacerme ver lo distinta que soy a tí, sí sirvas. En mi inconmensurable estupidez me he marcado el firme propósito de encontrar algo a qué aferrarme y por supuesto que lo he encontrado, seguro que todo el mundo tiene algo bueno: Sé que eres capaz de querer y que cuando lo haces eres único, así eres con tus verdaderos amigos y con tu familia; pero cuidado, eso no te da derecho a no respetar a los demás.
NO ES NORMAL que critiques a la gente de ese modo. Desgraciadamente Dios te ha dado la capacidad de parecer gracioso, quizás en un momento de misericordia para contigo, de qué manera si no, iba la gente a perdonar todos los comentarios que rayan en el absurdo de tan exagerados y desagradables que son? Has convertido lo histriónico en tu mejor recurso para mantener vínculos sociales: ¿quién se va a poder enfadar cuando se está partiendo de risa?. Pero estate atento, que tus chistes no siempre hacen gracia y mucho menos a aquellos a los que criticas. Curioso que no te hayas topado con nadie capaz de poner ante tí un espejo, pero ay! eso precisamente lo hago bastante bien, por desgracia. Así como tengo la capacidad para ver en el corazón de la gente y aportar mejor que muchos justo lo que uno necesite, también puedo revolver lo que allí encuentre. Aquello que te atormente lo sabré, aprendí del dolor y lo conozco a la perfección: sé cómo calmarlo… pero también cómo provocarlo. Se puede destrozar a una persona enarbolando la verdad. No amenazo… es una estupidez. Advierto, por piedad. Mientras me quede un resquicio de humanidad en tu presencia, te advertiré. He visto en los ojos de mis adversarios el dolor, sin reproches porque la verdad no se reprocha, sólo dolor. Humillación ante el peso de la conciencia. Así he hecho muchos amigos! Nada como mostrar a alguien qué es y su monstruosa imagen crea un impacto, en su alma, imborrable. Después de eso o me pedirás perdón o me darás las gracias, aunque durante el proceso sufrirás. Y sufrirás más cuanto peor seas, cuando cada palabra mía te atraviese el corazón y vayas tomando conciencia de lo que significa esa palabra y de tu atrevimiento al mirar de frente a las personas, cuando veas lo pequeño que eres y la vergüenza te reconcoma hasta querer desaparecer. Esos momentos serán el infierno en la Tierra para tí. Y no creas que no sufro cuando descargo mis pensamientos sobre tí, cuando sencillamente dejo de sostener esa imagen que proyectas hacia mí y le doy la vuelta para descansar y que seas tú quien aguante todo su peso mirándola de frente, cara a cara, tú contra tí, llevando las de perder. Por eso te advierto. Se me concentran las lágrimas de rabia en la garganta ante todo el dolor que soy capaz de provocar en alguien y por eso, aunque me duela cuando pienso en lo que sufro ahora por tu culpa, prefiero aguantar mucho tiempo hasta que tú solo te des cuenta de tu error y cambies, antes que liberarme yo de esta molestia y dejarla fluir hacia tí hasta que te llegue por completo… y se te apodere, hundiéndote en la más absoluta de las miserias: tú serás tu verdugo, la verdad te impedirá la huida hacia otra mentira, no puedes mentirte más a tí y cuanta más conciencia, ahora dormida, sea capaz de despertar en tu interior, más atroz será tu agonía. Bajarás la vista y no serás capaz de volverme a mirar a los ojos de la misma manera. Todas las palabras que pronunciaste en el marco de lo absurdo palpitarán en tu cabeza revelando que eres tú el destinatario más indicado para todos los insultos que propinaste. Querrás revolverte ante las llamas que consumirán tu corazón y que amenazarán con subir por la garganta hasta hacer estallar las lágrimas y admitir tu derrota. Mientras tanto, más daño te harás al ver que no encuentras nada más que palabras vacías para lanzarme: yo no te he hecho nada, no tengo nada que ocultar ni de qué arrepentirme. Me obligaré a mirar lo que te he hecho al soltarte la pura verdad y esperaré a que venzas tu dolor, sucumbiendo a la tentación de tenderte mis brazos, ayudarte a que te liberes de todo ese sufrimiento que yo misma te he dado, dispuesta a consolarte y a cortar antes de hora el flujo de ácido por tus venas. Te quedarán dos caminos: aceptar tu error, tus penas, tus verdades y llorar, aunque sea por dentro, con lo que aceptarás mi consuelo para tí; o negarte a asumir que ese monstruo eres tú, manteniendo presente toda tu vida esa imágen que yo puse ante tí y que no quieres aceptar pero te persigue y que tan injusta crees que es, con lo cual sufrirás e intentarás hacerme más daño y verás cómo no puedes pasar por encima mío. Sencillamente no puedes, cada vez serás más insignificante y como mucho encontrarás mi punto débil, que tengo un cuerpo al que puedes hacer daño…
…
…
Si optas por eso, habrás cometido el peor error de tu vida, porque no hará falta que yo te diga nada. TÚ SÓLO verás cuánto dolor eres capaz de infligir a alguien inocente. Verás toda tu monstruosidad en el dolor de mis ojos, sabiendo, a diferencia de mí cuando tú sufrías, que mi dolor no viene de mis faltas, sino de las tuyas. Entonces sí, no podrás negarte a pedirme perdón, me suplicarás como lo hicieron ellos, te arrodillarás y tu madre vendrá a pedirme perdón por tí como lo hicieron ellas… Te dolerá ver que pasan los días mientras esperas el perdón. Dame tiempo, me repondré…igual que aquella vez con esos locos…pero no esperes que eso sea mejor para tí: sentirás que mi mirada es insoportable cuando veas que te he perdonado. Notarás la diferencia entre tú y yo, eso te cambiará para siempre. Entonces seremos amigos y serás el primero en defenderme ante cualquiera que intente seguir los pasos que tú seguiste hasta el final…como aquella vez. Hermoso, ¿verdad? ¿Cuánta gente tiene que sufrir para abrir los ojos a desalmados?